Trabajo realizado en el curso de Supervisión por:
Pedro Vicente Calderón
Lucía y Alex vienen a terapia de pareja porque están a punto de romper su relación, nada más ni nada menos que quince años juntos, ocho de novios y siete casados. Lucía tiene 32 años y Alex 34. Cuando se conocieron Lucía era una jovencita apenas tenía 17 años, conoció a Alex en las fiesta del pueblo de sus padres, donde él había ido a pasar unos días a casa de un buen amigo, entonces se encontraron y se enamoraron, filtrando mutuamente la imagen del otro chequeándola y comparándola con el patrón de ideal que tenían en su mente de mujer y hombre, y chas saltó la chispa, así comenzó el flirteo, el corazón se les aceleró y después vino lo demás.
Lucía reconoció en Alex la ausencia de cualidades que ella misma poseía lo cual inconscientemente le atrajo hacia ella. Cada miembro de la pareja desarrolló una cara de sus polaridades y llenó una polaridad en el otro. En consecuencia, se necesitaban ambos para formar a una persona completa, el lenguaje del amor se lo decía a Lucía: “Con él me siento completa".
Después de un año acabó el enamoramiento, y, entonces empezó el amor, y más tarde el tiempo y la convivencia les trajo felicidad y también conflicto, necesario y sin el cual no podrían crecer como pareja.
Su terapeuta les recibe en un ambiente cálido y de acogida, y les explica que el conflicto surge cuando una de las partes critica en la otra aquella polaridad que en ella misma permanece ignorada o le trae problemas. Por ejemplo, Lucía valora el autocontrol, no acepta la idea de que podría dejarse llevar, actuar con espontaneidad y regaña a Alex el no ser capaz de controlarse. Es curioso, porque al principio, lo había elegido justamente por este aspecto.
Para que puedan constituir una pareja sólida, el terapeuta les aconseja que es necesario que acepten y desarrollen en ellos mismos todas sus polaridades, aprendiendo a ser también aquello que reprochan en su pareja. De este modo, recuperan la parte que habían proyectado sobre el otro y aumentan así su integración personal.
Después de varias sesiones, Alex le comenta al terapeuta que en el transcurso de la convivencia, se había dado cuenta de que él necesitaba una mujer que lo cuidara y le proporcionara amor, y Lucía comentó que necesitaba seguridad, estabilidad y un proyecto de vida. Su terapeuta les señala, que de forma implícita y consciente para ambos, contrataron la prestación de mutuos servicios, ya que la pareja, una vez formada, necesita satisfacer sus necesidades vinculares, y para ello, cada uno de los miembros contrata al otro.
Estos contratos existen en todas las parejas y pueden tener partes conscientes explicitas, partes conscientes implícitas y partes inconscientes, así cada uno se comporta de manera que genera en el otro las respuestas que él necesita. Estas actitudes se hacen repetitivas, se convierten en patrimonio común y son el origen de los códigos de la pareja. Teniendo en cuenta de que la pareja es una Gestalt, no estática, se dinamiza y sus necesidades van cambiando, los contratos, por lo tanto, se van renovando a lo largo de la convivencia.
Su terapeuta les habla de un psicólogo humanista llamado Maslow, que decía que cada integrante de la pareja, tiene necesidades, gustos y deseos personales, que, aunque no siempre son compatibles, buscan satisfacerlas. Propone tres tipos de necesidades que están en cada uno de ellos, con más o menos fuerza, según las circunstancias, el momento y la edad.
- Necesidades deficitarias. La percepción de que algo me falta y que el otro me puede dar: “Tú tienes aquello que no tengo…” o “Tú llenarás mis necesidades”. Cuando formamos una pareja, esperamos que todas las carencias profundas heredadas desde la infancia, sea ella la que las satisfaga. Estas necesidades son el punto de partida de muchas parejas, y si no se cumplen (pues es imposible que el otro satisfaga las necesidades individuales), comienzan a culparse entre ellos, haciendo responsable al otro de su desgracia actual. Es importante que cada uno llegue a darse cuenta de que “Yo soy el único responsable de colmar mi propio vacío”.
- Necesidades funcionales. Responden a la búsqueda de una mayor eficacia del sistema en el propio interés de los miembros de la pareja y del conjunto. P. ej.: la necesidad de seguridad material, económica y social; la necesidad de una ama de casa, de un padre para mis hijos, de un protector,…
- Necesidades existenciales. Conservan la responsabilidad sobre sí mismo y no espera o exige que el otro lo haga por él.
Entonces el terapeuta les comenta que la Gestalt, que es la corriente que están siguiendo en terapia propone no encasillarse en un solo tipo de necesidades, sino a vivir con flexibilidad el presente de la relación.
Tras varias sesiones de terapia Lucia y Alex empiezan a darse cuenta de que la terapia Gestalt de parejas está centrada en las interacciones presentes, donde su terapeuta observa cómo ciertas respuestas son aprendidas y repetidas de forma inconsciente, que es lo que caracteriza a la resistencia. Estos comportamientos disfuncionales, que en el pasado eran la mejor solución a situaciones difíciles, ya no son eficaces para solucionar un problema presente. Estas resistencias son protecciones contra el riesgo de dolor psíquico, daño, incomodidad, confrontación dura, rechazo, etc. La meta de la terapia es traer estas resistencias a la conciencia, para que la pareja pueda elegir transformarse a sí misma en una unidad más conectada.
Entonces el terapeuta les muestra como son las distintas fases de la comunicación de la pareja, y les describe cómo se producen los encuentros interpersonales y las interrupciones que pueden darse en el ciclo interactivo.
- Toma de conciencia
Cuando la toma de conciencia emerge en cada miembro y es compartido por la pareja (sentimientos, preocupaciones,…), la pareja funciona como un todo buscando la solución a los conflictos. La toma de conciencia creciente de cada uno, estimula la energía necesaria para el surgimiento claro de lo que se desea; si ésta es débil, la energía será escasa para la acción, y la persona no tendrá la fuerza necesaria para establecer un adecuado contacto con el otro. Se da en las parejas que discuten constantemente las mismas cosas y quedan atrapadas en las mismas situaciones sin encontrar la solución.
Resistencias en esta fase:
- Introyección: En la búsqueda de soluciones evitan discutir y utilizan las mismas reglas de siempre manteniendo el hacer las cosas como continuamente se han hecho, en lugar de buscar otras nuevas formas actualizadas de hacerlo. En estas parejas se evidencia la apatía y la falta de excitación.
- Proyección: Uno de ellos comunica poco, se lo guarda todo para sí mismo, y el otro tenderá a adivinar o interpretar a su pareja, proyectará.
- Confluencia: No analizan los temas con mentes independientes, los acuerdos a los que llegan son de forma anticipada para evitar la incomodidad que pueda surgir entre ellos. Es una forma básica de desatender las diferencias.
- Energía / acción
Partiendo de que cada uno desea o se preocupa de cosas diferentes, en esta fase surge un interés compartido acerca de algo, la pareja trabaja unida reuniendo la energía necesaria para llevar a cabo la acción.
Resistencias en esta fase:
- Confluencia: La energía está contenida solo en uno de ellos, absorbiendo mucho poder, y la otra parte se esconde, se somete. En la pareja el sugerir al otro se convierte en demandar o amenazar.
- Retroflexión: La energía es contenida y la conducta expresiva es frustrada. Los miembros de la pareja viven aislados entre ellos, no llegan a compartir su ira o su dolor y tampoco ofrecen consuelo al otro, mantienen sus sentimientos y pensamientos para sí mismos. Las fronteras son estrictamente respetadas, poniendo excesivo acento a la privacidad y autonomía.
- Fase Contacto
La figura que ha surgido no pertenece solo a un miembro de la pareja, ha sido formada de los distintos deseos, por un proceso de influencia recíproca. Cuando el contacto es fuerte, hay suficiente energía para llevar a cabo los acuerdos, los entendimientos, las visiones de futuro.
Entonces el terapeuta les habla de la importancia del buen contacto: Es preciso enfocar claramente todas las barreras que impiden el buen contacto –barreras expresivas, barreras del cuerpo, etc.- para mejorar la calidad del contacto entre los miembros de la pareja, y para que la conciencia que cada uno tiene de sí mismo y de cada uno de los otros se acreciente y pueda enriquecer el presente compartido. Los individuos que integran las parejas tienen que verse entre sí, oírse, tocarse, gustarse, olerse, moverse el uno hacia el otro, hablar entre ellos. En cuanto omiten algunas de estas cosas tropiezan con dificultades, porque empiezan a arrastrar la cadena de asuntos inconclusos que van dejando atrás.
Resistencias:
- Si en la fase anterior la pareja tiende a ser confluente, alcanzan la fase de contacto de manera rápida y débil, eso hace que tengan dificultad para centrarse en un interés común. Son parejas que sobrevalúan las similitudes y evitan desacuerdos. Evaden el trabajo necesario para encontrar nuevas formas de ver las situaciones y la resolución de problemas y, si en algún momento llegan a un acuerdo, manifiestan desgana para cumplirlo.
- Si es la retroflexión la que ha predominado, el contacto no se logra, será superficial, y un miembro de la pareja se esconderá en sí mismo, evitando el contacto.
- Si tienden a la deflexión: evitan la conexión desviando el contacto hacia algún otro tema que provoque menos ansiedad. Son incapaces de construir una temática sólida para ser explorada y lograr la satisfacción de la pareja. Cambian de temas con facilidad, hablan los dos al mismo tiempo.
- Fase Resolución y Cierre
En esta fase del ciclo, la pareja revisa lo que ha sucedido y encuentran modos de expresar su experiencia, verificando que hay un entendimiento o un acuerdo común, apreciándose a sí mismo y a los otros y lamentando juntos lo que no se puede ser o hacer. El sistema resume, refleja, y saborea la experiencia y después la dejan, esto permite que la energía vaya disminuyendo gradualmente y termina cuando todo el interés, la curiosidad o los sentimientos se disipan. Entonces el cierre es posible.
Resistencias:
- Confluencia: no se puede lograr la separación y la diferenciación, tienen que estar de acuerdo para poder seguir adelante. Tanto el dejar partir demasiado pronto (no toman el tiempo suficiente para masticar, tragar y asimilar la experiencia), como el seguir pegado a ella durante mucho tiempo (no permiten la asimilación, la experiencia es continuamente masticada, con discusiones interminables).
- Fase de Retirada
Hacen contacto con su pareja y a continuación se separan, permitiendo al otro irse. En la retirada es donde toman el tiempo suficiente para sentirse a sí mismos y sentirse diferentes de su pareja.
Resistencias:
- A dejar partir, que se caracteriza por una dificultad de la pareja en soltarse el uno con el otro; resistencia a retirarse, ésta se prolonga, y además evitan hacer contacto con personas distintas a ellos. Sin retirada no es posible la asimilación de lo ocurrido en el contacto.
En este camino de crecimiento de la pareja formada por Lucía y Alex, el terapeuta ha llegado a un punto donde encuentra dificultades surgidas de su relación terapéutica con los pacientes, así que decide acudir a un colega para que le supervise su trabajo, así la supervisora sabiamente le dice, después de un rato escuchando todos los detalles del caso:
Tu papel como terapeuta es comprender cómo funcionan los asuntos inconclusos de la pareja para mantener el sistema homeostático y reconocer el mecanismo del sistema para preservar el síntoma. Como se trata de un mecanismo de auto-regulación del sistema, debes ser respetuoso y no emitir juicios ni criticas en tu observación, adoptar una actitud de aceptación del sistema tal y como es en el presente y trabajar con él en el punto en que se encuentra en la actualidad.
De esta manera le aconseja que siga las siguientes indicaciones en cada una de las fases del ciclo interactivo:
- Toma de conciencia: fortalecer la comunicación que se da entre ellos; enseñarles la habilidad de percatarse, observar y escuchar al otro; enfocar la atención en las fortalezas y en los patrones de resistencias en el intercambio de toma de conciencia.
- Energía / Acción: despertar el interés de la pareja tanto para sugerir como para recibir sugerencias del otro, de este modo se trabaja para conseguir una integración de los deseos mutuos mediante el desarrollo de una figura común que contenga y trascienda sus diferencias.
- Contacto: observar cualquier signo de intercambio en el aquí y ahora de la situación para que puedan emerger figuras bien definidas; acompañar en el proceso de contacto y de cualquier indicio de resistencia que pueda iniciarse en la fase anterior que pueda conducir a una figura ambigua.
- Resolución y Cierre: notar la presencia o ausencia de las habilidades necesarias para la resolución. Si observa que en la pareja no se da, puede introducir preguntas que ayuden a la resolución, como: “Comenta a tu pareja qué has aprendido de todo lo sucedido”.
- Retirada: explorar los signos del dejar partir que marcan la independencia y autosuficiencia. Tal vez expresen frases como: “Estoy satisfecho y no quiero hacer nada más en este momento”.
Y además le recuerda la tan importante y famosa teoría paradójica del cambio en la terapia Gestalt de pareja, que afirma que el cambio ocurre de manera paradójica al darse cuenta de “aquello que es”.
Le damos a la pareja la oportunidad de examinar lo que experimenta, lo que hace, las acciones que llevan a cabo, los sentimientos y las sensaciones que se pueden expresar, así como las que se contienen. Alentamos a la pareja a ver y a experimentar la bondad, la utilidad, la creatividad de lo que descubre cuando se examina a sí misma.
Nuestra postura básica es que las parejas y las familias en general son incapaces de ver la bondad y la capacidad de sus posiciones actuales. Reciben poca o ninguna información de lo que hacen bien en la relación; el fondo para ellos está creado sólo por la incomodidad de su conflicto.
irán a la relación de pareja como un sistema, un todo donde cada una de las partes integra su experiencia y se funden formando el sistema y al mismo tiempo las partes no dejan de existir como tales.
En las siguientes sesiones de terapia observa a ambos miembros a la vez y trabaja en lo que ocurre en la sesión, en el aquí y ahora, sin considerar los relatos sobre el afuera. Observa cómo fluye la energía durante la sesión. Le importa, fundamentalmente, el darse cuenta en el aquí y ahora y considera que la pareja es única y diferente. Respeta a cada persona y al sistema y ayuda a que la pareja aprenda durante la sesión terapéutica.
De esta manera usa la técnica que consiste en pedirles que hablen entre ellos y no con el terapeuta, que sólo va a interrumpir cuando lo crea necesario.
Su intervención consta de tres pasos. La primera intervención es para señalar lo que sí funciona, mostrarles lo que están haciendo bien, lo que les sirve en su sistema, lo que está bien desarrollado. Como segunda intervención ve lo que no funciona, lo que falta por desarrollar. Con frecuencia el terapeuta puede esperar resistencia, cuando ésta surja, es apoyada. Se anima a la pareja a que mastique la información generada y se apoya a ambos miembros de la pareja de igual manera. Sólo cuando las necesidades de los dos sean legítimas avanzarányseabriránalmundo.
Para hacer que la sesión funcione, además, es necesario hacer un ejercicio corporal. Si sólo se habla, dicen, no sirve, las cosas quedan en un nivel cognitivo. Entonces, como tercera intervención, el terapeuta sugiere experimentos, para crear situaciones nuevas que les permitan vivenciar nuevas formas de relacionarse más sanas e ir tomando conciencia de ellos mismos y desupareja.
Estos experimentos deben tener como meta la reestructuración de algún componente relacional, que pudiera ser una de las causas de otras insatisfacciones o disfunciones, y reestructurar las fronteras para que se vuelvan más flexibles o más definidas, realinear la jerarquía, validar las fortalezas y las capacidades, y apoyar el funcionamiento elegido por el subsistema.
También utiliza en las sesiones de terapia el juego, cuyo objetivo es elaborar situaciones irresueltas a través de la experimentación y resolución creativa:
- Pintura juntos: realizar una obra juntos y darse cuenta del proceso;
- Cambio de roles: ponerse en el lugar del otro;
- Ejercicio de contacto: tomar conciencia de lo obvio del otro.
Conforme transcurre el tiempo, en posteriores sesiones utiliza la técnica de la silla vacía. El significado que evoca ese asiento vacío comprende la unión de dos personas, que llama “tercera entidad”. Cuando la pareja sienta que la situación se calienta, uno de ellos se sentará en la silla y hablará del matrimonio. El objetivo consiste en hacer que la pareja se dé cuenta que ellos no son únicamente individuos, sino que son una corporación y que el presidente de la corporación se encuentra sentado en la silla vacía y hablará en defensadelacorporación.
En definitiva, las intervenciones del terapeuta pretenden aumentar en la pareja la toma de conciencia de cómo interactúan: sus fortalezas, lo que hacen bien, sus debilidades y lo que necesitan aprender. Mostrarles cómo y dónde se estancan durante el ciclo interactivo, lo que están evitando cuando se dirigen hacia una dificultad y el precio pagado por mantenerse seguros, de cómo usar esta conciencia y la energía para atravesar estos estancamientos y mejorar su movimiento a través del ciclo, hasta el cierre de esa Gestalt. Sus intervenciones han de ir orientadas a facilitar que la pareja encuentre nuevas formas y satisfactorias de estar en contacto.
Es decir un objetivo es que la pareja logre identificar y cambiar los patrones o pautas neuróticas en la que ha caído la relación, mas también se hace un fuerte énfasis en el aprendizaje de nuevas maneras de relacionarse, comunicarse, expresarse y de solucionar conflictos. Se busca que los miembros de la pareja se den cuenta de lo que están haciendo y de cómo le hacen para mantener la situación que están viviendo. Que revisen los aprendizajes que tienen de una relación de pareja ya que suelen ser diferentes y algunas veces se da por hecho que el otro piensa de la misma manera, también se busca que descubran como es la forma en que se comunican a través de vivenciar en terapia nuevas formas de comunicarse de manera verbal y no verbal.
La participación activa de los miembros de la pareja en la terapia permite descubrir si tienen los recursos y habilidades necesarios para lograr sus objetivos en pareja, y si no los tienen encontrar las formas adecuadas de crear las herramientas necesarias para vivir una relación más sana.
En la terapia de pareja además de situaciones como celos, infidelidad, conflictos con las familias de origen, comunicación, maneras de expresar el afecto, la pasión y la sexualidad, conflictos por el poder y el control en la relación, separaciones recurrentes, mal manejo del enojo, violencia, etc. se presentan situaciones nuevas como la decisión de casarse o no, el valor de la maternidad en la relación, los roles dentro de la pareja, el choque de aprendizajes previos que no concuerdan ya totalmente con la realidad como el de “casarse para toda la vida”, el desafío a las creencias y a la intervención de las familias de origen, también en los últimos años la influencias de la situación económica que lleva a generar estrés en las personas y por tal motivo en la pareja, también se presenta el conflicto con los hijos anteriores de él o de ella, la figura de los “ex”, y las nuevas formas de relacionarse sexualmente.
La parte como terapeuta es apoyarlos y dirigir el cambio positivo en su relación de pareja, encontrar la intervenciones adecuadas que permitan el darse cuenta de cómo están funcionando, de las opciones que tiene para solucionar los conflictos, de experimentar a través de la vivencia nuevas formas de relacionarse más sanas que les permitan ir tomando conciencia de sí mismos y de su pareja. La toma de conciencia favorece cambios significativos y a su vez favorece ir preparando el contexto en donde el cambio sea duradero y permanezca como un nuevo aprendizaje para el futuro.
A Lucía y Alex la terapia les permite verse realmente como son y permite también ver como es la persona que está a su lado, de una manera más real y completa, permite darnos cuenta que quizá la otra persona es mucho más de lo que creemos y queremos, sobre todo que a pesar de ser tan diferentes se puede estar en contacto, y en el proceso descubren que cuando ya no tienen miedo de ser lo que son pueden verse y recibirse tal como son.
Después de unos meses de terapia, en una de las sesiones Lucía le lee el siguiente poema a Alex:
Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra...
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca, Y gris, verde, y rubia,
y morena...
Quiéreme día,
quiéreme noche...
¡Y madrugada en la ventana abierta!...
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda... O no me quieras!
(Dulce María Loynaz
poeta cubana)
En la siguiente sesión, Alex trae un escrito que lee en forma de tantra:
“Tu eres yo, y yo soy tu.
¿No es evidente que nosotros intersomos?
Tú cultivas la flor que hay en ti,
Para que así yo sea hermoso.
Yo transformo los desperdicios que hay en mí,
Para que así tu no tengas que sufrir.
Yo te apoyo;
Tu me apoyas.
Estoy en este mundo para ofrecerte paz;
Tu estás en este mundo para traerme alegría.
(Thich Nhat Hanh)
La semana siguiente el terapeuta comienza la sesión leyéndoles un cuento de Nasrudin, un personaje mítico de la tradición popular sufí, una especie de antihéroe del islam, cuyas historias sirven para ilustrar o introducir las enseñanzas sufíes, se supone que vivió en la Península de Anatolia en una época indeterminada entre los siglos XIII y XV.
La mujer perfecta
Nasrudin conversaba con un amigo.
- Entonces, ¿Nunca pensaste en casarte?
- Sí pensé -respondió Nasrudin. -En mi juventud, resolví buscar a la mujer perfecta. Crucé el desierto, llegué a Damasco, y conocí una mujer muy espiritual y linda; pero ella no sabía nada de las cosas de este mundo.
Continué viajando, y fui a Isfahan; allí encontré una mujer que conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero no era bonita.
Entonces resolví ir hasta El Cairo, donde cené en la casa de una moza bonita, religiosa, y conocedora de la realidad material.
- ¿Y por qué no te casaste con ella?
- ¡Ah, compañero mío! Lamentablemente ella también quería un hombre perfecto.
Tras la lectura del cuento les habla acerca de la relación de pareja y les dice lo siguiente:
La evolución de la pareja conlleva necesariamente a situaciones de conflicto que si no se resuelven impiden el enriquecimiento mutuo. La vida en pareja no es un hecho estable e inalterable, no es un estado sino un proceso dinámico. Toda pareja pasa por fases con sus crisis típicas, que caen dentro de lo esperable y en cuya solución se sustenta la estabilidad de la misma. La vida en pareja abarca casi toda la vida adulta, atravesando varias fases de distinta intensidad, intimidad y motivación; el cambio de una a otra exige gran flexibilidad y capacidad de adaptación. El conocimiento de la ubicación en la que se encuentra una pareja es un factor importante o clave del éxito de la misma y requiere de un conocimiento previo sobre las etapas por las que necesariamente pasa una pareja. En términos generales el objetivo es que cada uno pueda ser él mismo estando con el otro.
A la pareja llevamos todo lo que somos, lo bueno y lo malo o mejor dicho lo que ayuda a crecer a la relación y lo que daña a la relación y esto en definitiva es lo que me ayuda a crecer a mí y a la otra persona y lo que me hunde a mí y a mi pareja; porque cuando hundo a mi pareja también me hundo yo; porque cuando le digo al otro: “Tú no vales nada”, también me lo estoy diciendo a mí mismo-a; porque si el otro no vale nada, qué hago yo ahí en esa relación con alguien que no vale nada. Si estoy ahí es porque tampoco yo valgo nada. Y todo este diálogo es de locos.
Sabemos por la física que todos somos energía y que la energía ni se crea, ni se destruye, sino que se transforma. Todos somos energía en constante transformación, en constante cambio, en constante evolución. Todos somos preciosos, somos un trocito de universo encarnado; pero esto lo hemos olvidado y tenemos que recuperarlo para ser felices.
Todos los estigmas que tengo en mí mismo-a, los voy a depositar en mi pareja, y si no pongo conciencia en esto, me transformo en un eslabón de la cadena que se perpetúa una y otra vez, generación tras generación. Tal como me hicieron daño a mí, y si no le pongo conciencia, me convierto en un promotor de lo disfuncional que hace daño a los demás. Para romper esta transmisión de dolor y daño heredado, hace falta poner conciencia. Hace falta sanar las heridas que llevo dentro de mi ser, sacar la rabia por el daño recibido y después perdonar y comprender por la inconsciencia del daño que nos fue infringido.
Preguntarnos en un momento determinado si queremos seguir siendo perpetradores de daño, dolor y sufrimiento o si queremos romper este maleficio e iniciar un nuevo periodo de reconocimiento, de valoración, de entrega a mí mismo-a y a mi pareja.
Realmente la relación de pareja es algo maravilloso si ambos miembros están en lo mismo, es algo precioso que se va construyendo día a día, instante a instante y que consiste en el descubrimiento y desenvolvimiento mutuo. En no regatear un minuto de felicidad de dar al otro y de recibir del otro.
En realidad deberíamos pensar en la verdad de nuestra vida, y la verdad de nuestra vida es que la muerte nos acecha constantemente y que en cualquier instante podemos pasar de la vida a la muerte y que este reconocimiento nos ayude a entregarnos a lo que tenemos si pensamos que merece la pena o a abandonarlo y buscar lo que realmente queremos. ¡ Para qué vamos a perder el tiempo y la energía con alguien, si no queremos estar ahí! .Si estoy, estoy, y si no estoy, mejor me voy.
La mayoría de los aspectos que machacamos a nuestra pareja, tienen que ver con aspectos que nos fueron machados a nosotros.
La mayoría de las cosas que pedimos a nuestra pareja tiene que ver con nuestras propias carencias, agujeros, conflictos no resueltos. ¿Cuál es el conflicto que tengo con “eso” que pido a mi pareja? .
Les dice que el trabajo que van a hacer es un trabajo, en busca de la armonía consigo mismo/a y con su pareja. De toma de conciencia de mí y de mi realidad en estos momentos de mi vida. De presencia en lo que estoy. De hacerme responsable de mí, de mis carencias, agujeros y conflictos. Si me hago responsable de mí, me apoyo en mis pies, y desde ahí puedo compartir con el otro, no soy una carga a la que tienen que arrastrar o portear. Estos son los tres pilares básicos de la terapia Gestalt: conciencia de dónde estoy y cómo estoy yo en estos momentos de mi vida, presencia, es decir, entrega a mí mismo y a lo que hago y responsabilidad, palabra que da mucho miedo hoy en día y que lo que en realidad significa es responder por lo que hago, algo así como, sí, esto lo hago yo, y de esto me encargo yo, yo respondo por esto, yo me hago responsable de esto.
La primera consigna para mejorar la comunicación es no entrar en el juego “tóxico” de quien tiene la razón y quien tiene la culpa. La segunda es no tratar de cambiar al otro. Dejarlo ser distinto de nosotros. Apreciar lo diferente.
Cuando buscamos una pareja en realidad estamos buscando el sentirnos queridos tal y como somos, aunque no sepamos realmente que estamos buscando esto. Estamos buscando a ese padre o a esa madre ideal que no tuvimos y que nos hace falta. Y el trabajo de conciencia viene realmente cuando nosotros nos transformamos en nuestro padre y madre ideal y le damos al otro lo mismo que es amor incondicional, ahí se produce el cambio, la transformación.
Cuando una persona se siente querida tal y como es, se abre, se le derrumban todas las resistencias y se entrega y florece.
¿Cómo podemos llegar hasta ahí? Viviendo ¿y qué es esto de vivir? Significa tener presente lo que la vida me ofrece en cada momento y decidir si me entrego a eso o no.
El cuento sufí de la “Devoción” dice: “Recuerda las limitaciones de los seres humanos y recuerda tus limitaciones. Y cualquiera que sea la clase de amor posible, ve a por él. No persigas lo imposible. Ve por lo posible, que lo posible se termine, que tu ser salga realizado y entonces lo imposible también puede suceder. Te has hecho capaz de eso. Primero transita las alegrías del amor humano y las desgracias del amor humano y déjate madurar”.
Aquí en la tierra todos somos imperfectos, si fuésemos perfectos estaríamos en otro nivel, en el de los Ángeles, Arcángeles etc. Aquí en la tierra no hay nadie perfecto. Si acepto que soy imperfecto, que estoy en crecimiento también puedo aceptar las imperfecciones de los otros y saber que también están en crecimiento.
Sería preguntarnos a nosotros mismos: “¿Con esta persona que está aquí disponible para mí, lo acepto como compañero/a de viaje para transitar una parte o la totalidad del camino por mi vida en la tierra?”.
“¿Estoy a gusto con esta persona, puedo estar en silencio con ella y sentirme relajado/a? .¿ Me gusta su piel?¿Estoy dispuesto/a a aprender con ella?”.
Claro que hay cosas que no me gustan y que me gustaría que fueran diferentes; pero, ¿puedo vivir con ellas sin que me perturben demasiado? Yo también tengo cosas que a la otra persona no le gustan, yo también soy imperfecta/o.
En la medida que nos damos cuenta de nuestras carencias o de nuestros agujeros y lo trabajamos en nosotros mismos y no machacamos al otro con nuestros déficits, vamos consiguiendo una paz interior que nos inunda a nosotros e inunda a la otra persona.
En nuestra relación hay espacio para los dos para que los dos estemos a gusto y para que nos reconozcamos mutuamente en este espacio y nos demos mutuamente el espacio de cada uno. Yo me doy mi espacio y te lo doy a ti, tú te das tu espacio y me lo das a mí.
Yo me siento honrada/o de ser tu pareja, tú te sientes honrado de ser mi pareja, y ambos honramos nuestra relación. Considerad la relación de pareja como el templo que construís día a día, piedra a piedra, momento a momento y en el cual habitáis y reináis. Que ese templo esté cada día más resplandeciente, que en él haya armonía, serenidad, paz y mucho amor. Que vuestra relación de pareja sea un remanso de paz para vosotros y las personas que os rodean. Que cada día os sintáis más orgullosos de lo que estáis construyendo. Que ambos os transforméis en la expresión viva de la exaltación del amor. Que os transforméis poco a poco en una pareja alquímica, que vayáis transformando metafóricamente los metales inferiores en oro y las piedras en rubíes, esmeraldas y brillantes y que rezumáis amor por cada una de las células de vuestro cuerpo. Que aprovechéis cada instante para expresaros mutuamente vuestro amor. Que no dejéis que las nubes quiten brillo a vuestro templo. Que cuando pase el tiempo puedas decir que esta relación la construí yo y la sigo construyendo día a día, y que te sientas orgulloso/a de lo que has creado.
“Que la pasión existe justo para que podamos juntarnos, es como el imán que hace que nos acerquemos irremediablemente uno al otro”.
Y después de la pasión y del enamoramiento viene la realidad. Cada uno de los miembros de la pareja ve la frágil y herida parte oculta del otro o ve al otro como algo que – no es precisamente un trofeo -. Este momento parece un momento espantoso y, sin embargo, es el momento privilegiado en que existe una auténtica oportunidad de dar muestras de valentía y conocer el amor. Amar significa permanecer al lado de alguien. Significa salir de un mundo de fantasía y entrar en un mundo en el que es posible el amor duradero, cara a cara, hueso a hueso, un amor hecho de afecto. Amar significa quedarse cuando todas las células gritan: “Echa a correr”. Somos fuertes cuando estamos con otra alma. Cuando estamos unidos a los demás no nos pueden romper. Para amar de verdad hay que ser un héroe capaz de superar el propio temor. El momento decisivo se produce cuando uno se atreve a amar “a pesar de”, a pesar de mis dudas, a pesar de mi inquietud, a pesar de las heridas que haya sufrido anteriormente, a pesar de mi temor a lo desconocido.
A veces no existen palabras capaces de ayudarnos a ser valientes. A veces hay que lanzarse sin más, tiene que haber en la vida de un hombre o de una mujer algún momento en que éste/a se deje llevar por el amor, en que le dé más miedo quedar atrapado en el reseco y agrietado lecho fluvial de la Psique que adentrarse en un exuberante pero inexplorado territorio.
Todos hemos cometido el error de pensar que otra persona nos puede curar, emocionar o llenar. Se tarda mucho tiempo en averiguar que no es así, sobre todo porque proyectamos la herida fuera de nosotros en lugar de curarla dentro de nosotros”.
Metafóricamente la relación de pareja es como un fuego que calienta el alma de los amantes y también el lecho común, y para tomar conciencia de lo que hago con este fuego; de vez en cuando me paro y me pregunto: ¿Esto que estoy haciendo, nutre o destruye mi relación de pareja, alimenta o envenena a mi pareja?. Y esta pequeña reflexión me sirve para saber por dónde ando. Si soy una mujer o un hombre constructiva/o, nutritiva/o, o, destructivo/a, venenosa/o; y desde ahí me propongo día a día lo que quiero hacer: “¿Quiero construir o destruir?”, y actúo en consecuencia y me hago responsable de lo que hago.
El terapeuta les explica que su forma de trabajar con las parejas consiste en tener algunas sesiones con ella, para esclarecer la dinámica de la relación, y según sea ésta y si lo considera necesario aconsejar a cada miembro de la relación a que haga terapia individual, cada uno con un terapeuta diferente; para que cada cual vaya trabajándose sus heridas, agujeros o conflictos.
En realidad hacen falta tres terapeutas para trabajar con una pareja, uno para la relación de pareja y los otros dos para cada miembro de la pareja.
De esta manera Lucía comienza a ir a terapia individual con otra terapeuta, aparte de las sesiones de pareja.
Entonces comienza un proceso de autodescubrimiento donde empieza a comprender que sus problemas de pareja tienen que ver también en gran parte con ella y su proceso vital, su biografía, su infancia, su manera de ver la vida y afrontar los problemas.
Conforme pasan las sesiones individuales Lucía va expresando como ha sido su proceso vital desde que conoció a Alex, y junto a la terapeuta le ponen palabras al mismo.
Habla de un primer momento de enamoramiento, después la fase de elección, la compromiso y la fase de entrega. La terapeuta le recomienda que en la siguiente sesión de terapia de pareja le exprese a Alex lo que siente o ha sentido en cada una de estas fases, o cual es el ideal al que aspira en las mismas.
Así cuando llegan a sesión Lucía coge la mano de Alex y le habla:
En un primer momento donde estaba enamorada veía en ti mis anhelos, mis expectativas, el deseo de que algo cubra, rellene y complete aquello que no se completó en mi pasado afectivo.
Más tarde te elegí y fui viendo mejor quien eras, ya no me movías tanto, pero si lo suficiente como para elegirte y continuar un camino común en alguna dirección (o no, y en ese caso irme).
Luego me comprometí contigo, entonces nuestro amor, nuestro vínculo y lo que hemos creado en común tenía más fuerza y más peso que nuestras parejas anteriores y que nuestra familia de origen.
Y ahora quiero entregarme, seguir amándote a ti y a lo que a ti te dirige, con independencia de adónde te lleve tu propio camino, y también con independencia de adónde me lleve mi propio camino.
Pasaron las semanas y las sesiones, Lucía y Alex empezaban a mirarse distinto a como empezaron la terapia, se miraban de tú a tú, de igual a igual, con los ojos se decían:
No camines por delante de mí, puede que no te siga. No camines detrás de mí, puede que no te guíe. Camina junto a mí y sé mi amigo.
No camines por encima de mí, puede que te pierda de vista, y tampoco por debajo de mí, pues podría pisarte; caminemos juntos, lado a lado.
El terapeuta después de reflexionar y consultar en supervisión tuvo una sesión con la pareja y les habló de que si quieren continuar caminando juntos en la vida no deben olvidar que hay unas condiciones en las que prestar atención: Ser fácil, su relación tiene que fluir sin demasiado esfuerzo, sus dos Naturalezas no tienen que ser demasiado incompatibles o diferentes, ser verdaderos acompañantes, amigos que no se desgasten y que se entiendan, tener confianza plena en el otro, haber un deseo espontáneo de que el otro esté bien por encima de nuestros miedos y carencias, y por último un equilibrio en el dar y tomar, la respetuosa danza del dar y tomar en la pareja nutre y fortalece, y aleja de su santuario interpersonal tanto las tentaciones de sacrificio y seudosantidad como las del vampirismo y la dependencia.
Después de esta sesión es el momento de hablar de lo que el psicólogo llama la venganza amorosa, esto es que durante los momentos en relación hay dos elementos necesarios, el del intercambio positivo, cuya fórmula es: tú me das algo, yo te devuelvo ese algo y un poco más, y de este modo el vínculo se hace más y más fuerte. Y en el intercambio negativo, la fórmula es: tú me dañas y yo te devuelvo algo, haciendo que te duela, pero un poco menos, esto es vengarse con amor.
El amor crece, al menos un poco, donde hay personas que se asumen como imperfectas que cometieron errores y pueden llevarlo con dignidad y repararlo de una forma constructiva.
El terapeuta tuvo una conversación con Alex, al que le aconsejó que hiciera un taller de constelaciones familiares que organizaba un colega suyo el fin de semana siguiente, que le vendría muy bien para su propio conocimiento y el crecimiento en pareja.
Alex pasó un fin de semana intenso lleno de emociones y sorpresas que descubrió estaban dentro de él y no tenía ni idea. Fue una experiencia de mirar la red de vínculos en sentido amplio, tanto los asuntos pasados que le dan fuerza y prosperidad que le sostienen o asuntos que no fueron resueltos y le debilitan y el cómo solucionarlos. Así fueron tratando los hechos más importantes de su sistema familiar, sexualidad y uniones, muerte y despedida. Es como empezó a encontrar sentido a las dinámicas del corazón y los movimientos profundos de su interior, que no dependen únicamente de su voluntad ni tienen siempre una explicación racional.
A Alex le llamo poderosamente la atención una cita de Bert. Hellinger, “El mejor matrimonio, la mejor unión, se da cuando se casan la hija de la madre y el hijo del padre”, que le hizo meditar sobre su posición en la relación, y el papel de Lucía, preguntándose si sería la hija de la madre, o sería más bien la hija de papá.
Su trabajo en el taller de constelaciones se dirigió desde el primer momento que dijo: “Soy hijo póstumo, no tengo padre murió antes de que yo naciera”, a lo que el terapeuta del taller le expresó que veía intensamente a su padre en él, y explorando descubrió que la madre sentía un amor y un respeto tan profundo hacia el padre que éste llegaba al hijo y fluía en él a través de ella. La madre con su amor, hacía que el padre estuviera presente para el hijo.
Alex quedó profundamente conmovido tras esta revelación, lo que hizo que llevara este asunto a terapia de pareja, este descubrimiento personal unido al crecimiento de Lucía en sus sesiones individuales facilitó enormemente la unión y prosperidad del vínculo que había quedado dañado tras años de relación.
Así con ayuda del terapeuta y del tiempo trabajaron todos los vacíos y las sombras, dando forma y luz a un sendero por el que seguir caminando juntos.
- Categoría:
- Noticias
- Fecha publicación:
- 08/05/2018